Espejismos Contemporáneos
Nuestra concepción de la temporalidad y la sociedad se encuentra en constante reconstrucción. A partir de las últimas décadas del siglo XX, eventos sacuden al planeta entero y sus habitantes y hacen notoria la necesidad de replantear la narrativa completa. Incluso aquellas estructuras que se consideraban inamovibles como el capitalismo, fueron sacudidas por el impasse reciente del Covid-19. Ya no hay una versión sólida y firme de la realidad. Bauman introduce el término de la Modernidad líquida para continuar con la metáfora de los sólidos imperfectos que nos daba el Marxismo. La principal distancia con éste, es que mientras el marxismo hablaba de la necesidad de derretir dichos sólidos para hacer espacio a nuevos y mejores sólidos, Bauman argumenta que la ausencia de estos generó un estado líquido permanente, en el que ya no existía “molde” que permitiera conservar la forma. Una vez derretida la estructura social, no hay forma de contener su fluir. Bauman habla de la modernidad líquida como aquella en la que el individuo se define por su forma de vida, lo que consume y la forma en la que consume.
La identidad y los referentes que uno escoge son mutables y las ideologías son incapaces de contener completamente a los individuos. Nuestra adherencia a una u otra podrá variar conforme a diversos factores, que podrán o no construir una narrativa. Cuando Žižek, quien se destaca por buscar mayor atención al sujeto, nos habla de la fantasía como forma primordial de la narrativa, habla de cómo esta sirve para ocultar el estancamiento original. Posturas tan contrarias coinciden en la metáfora líquida e impredecible, que muta a medida que los individuos no se comprometen, pero asumen y se involucran con las ideas según aparecen, sustituyéndolas por cada idea subsecuente.
Las instituciones que proporcionaron las claves para que el individuo construya su identidad son solo contenidas temporalmente. Al observarlas no vemos una forma sino un reflejo, un espejismo. Ejemplos de estos espejismos son aquellos discursos que se propusieron en el Siglo XIX como herramientas clave para la humanidad. El bienestar, innovación, desarrollo, progreso, libre mercado. El trabajar, criticar y analizar esos discursos, agitar la modernidad líquida para modificar el reflejo, revelar el espejismo; no puede realizarse en una sola dirección, sino en múltiples. La realidad líquida refleja en una superficie, se extiende en esta Diégesis Hermenéutica.