Walkscapes: el andar como práctica estética
Autor: Francesco Careri
Editorial: Gustavo Gili (GG)
¿Quién no ha tenido la fortuna de caminar en una ciudad nueva y descubrir aquellos tesoros ocultos que solo el deambular le brinda? En este libro, una lectura obligada para aquellos interesados en el espacio público, la arquitectura y el urbanismo, Francesco Careri retoma el caminar desde la mirada creativa del artista para trazar nuevas formas de vivir los espacios y la ciudad.
Careri comienza con la historia de Caín y Abel, la muerte de este último a manos de su hermano enfurece a Dios, quien condena a Caín al destierro y lo obliga a una errancia y vagabundez eterna; como pastor de ovejas Caín es el primer nómada de la historia, quién a partir de su caminar de un lugar a otro comienza un rudimentario sistema de referencias espaciales, es el inicio de la cartografía y el territorio. El recorrido histórico llega a la Europa de Baudelaire, quién convierte la figura del caminante sin destino en un personaje emblemático del París del siglo XIX, el flaneur, retomado por Edgar Allan Poe en sus cuentos. A principios del siglo XX, el movimiento Dada organiza una visita por los lugares más banales de París y a partir de ese momento el acto de andar se comienza a experimentar como una forma de arte que abre nuevos y distintos métodos de análisis y representación de la ciudad y el territorio.
Con el antecedente dadaísta, a mediados de los años sesenta nace la Internacional Situacionista, para Careri supone la siguiente etapa importante del andar como práctica estética. Guy Debord, una de las figuras principales de la IS, redacta la Teoría de la Deriva y desarrolla una Guía Psicogeográfica de París, así como el famoso mapa titulado Naked City. En ambos documentos se advierte una notable intención por traspasar los límites de la representación urbana tradicional y desarrollar un discurso gráfico acorde con las exigencias de los nuevos planteamientos. A Debord lo siguen propuestas de arquitectos como Constant Nieuwenhuys y su propuesta de ciudad errante La Nueva Babilonia.
Así Careri ejemplifica las diversas formas en que, a lo largo de los años los artistas, escritores, y pensadores urbanos han mirado y han experimentado la ciudad a través de sus diarios, sus notas y el marcar mapas con notas al pie de los lugares caminados, como el caso de Hemingway en París era una fiesta, o Antonio Muñoz Molina en el Robinson Urbano, desde el impresionismo francés, el expresionismo alemán, el land art, y las bitácoras de viajes, el nomadismo es y será siempre una de las actividades más primitivas y apremiantes del ser humano en esa necesidad de continuar expandiendo sus horizontes.
Dejar un comentario